jueves, 24 de diciembre de 2009

Por que escribo...

Sentado frente al computador, que es mudo testigo de mis pensamientos, en una habitación que está muy solitaria sin tu presencia, siendo ambientada por música de café tacvba; intentando tan solo pensar en algo que me haga crear una historia, que tal vez puede ser real o tal vez ficticia, al igual que los personajes que los hago participes de mis creaciones. Espero, medito y planifico la historia con tal de despejarme un poco.

Pienso en por qué escribo y me llega a la mente que escribo porque no tengo nada mejor que hacer, pero Silvia me corrige al decirme que lo hago porque me gusta hacerlo, y es cierto, uno al escribir se da la oportunidad de expresar ideas y sueños, anhelos y pesadillas, miedos y cosas que a uno lo hacen sentir feliz. Tengo la leve esperanza de dedicarme algún día completamente a esto, vivir de lo que escribo, pero lamentablemente este país tiene una cultura sobre la lectura muy pobre, que hace bien su trabajo al desanimarme a ser escritor en mi país, mas eso no quiere decir que lo dejare de hacer. Quiero violentar la lengua castellana usando la crítica, el romanticismo, la sátira, el escribir de una manera que deprima al lector; y todo eso usarlo como mi tono de voz y olvidarme algunas veces de lo que digo cual si fuera un corrector.

Creo que escribo porque de verdad no tengo nada que hacer, escribo porque así libero una carga emocional que por lo general está inundada de angustia y desesperanza, de un tormento leve de proyectos que con el pasar del tiempo se van esfumando. Me invade una soledad innata que con su inquebrantable paciencia se está convirtiendo en mi mayor y mas intima enemiga; soledad cargada de un instante autodestructivo de no serle útil a nadie, de que nadie comprende lo que quiero o que simplemente se les haga gracioso que haya reflexionado sobre mi vida y haga una catarsis del “yo confieso…” y relajarme como quien se deshace de su cruz, escribo porque me asaltan imágenes de mi vida y trato de culparme y perdonarme por lo que no hice.

Escribo porque tengo a José Emilio Pacheco como inspiración, porque sus novelas han despertado en mi ese curioso encanto de escribir y escribir como si estuviera conversando con la almohada, escribo porque me desahogo, me desintoxico de lo que llevo dentro, por que cuando termino siento una frescura y espíritu saliendo de mi. Le escribo a la ciudad porque tiene un encanto especial que me provoca escribir lo que sea, aun que regularmente sean cosas malas, como el trafico, el chofer de la combi, la música que pone, los pasajeros, el policía de tránsito corrupto, los edificios, los puestos ambulantes, los taxistas, los ladrones, las adolescentes con sus diminutas faldas, los niños con sus gorras toneras creyéndose Daddy Yankee; los semáforos, el señor que va sentado enfrente mío, de la chica que escucha algo en su iPod y de su coqueto e interesante escote, del verano que amo y del invierno que odio, de los helados, de los cigarros que encontré en mi buro, etc.

Escribo porque extraño, porque amo, porque ame, porque nunca dejare de amar, porque me amaron y me siguen amando aun que no lo parezca; escribo porque sueño y nunca dejare de soñar, porque espero y me aferro a seguir esperando, porque me consuelo y me aferro a no autodestruirme.

Escribo porque puedo manipular la realidad como una plastilina, de recrear en la mente del que me lee lo más sublime, sutil, escabroso, placentero y apasionado de su existir. Darle la oportunidad de estar en un mundo conmigo, porque puedo mentir vilmente y decir que soy inocente, hacerlo real, desarrollar la vida dentro de un escenario agreste de vicitudes carnales, placenteros y mentirosos.

Escribo porque samantha ha sido gran parte de la inspiración, porque su recuerdo me ha alentado a seguir haciéndolo (aun que ahora ya no con la nostalgia de antes, solo como un bonito recuerdo y deseándole lo mejor en la vida), su sonrisa ha pulido mi lado de escritor furtivo, sus palabras fueron en algún momento un brebaje para algún breve descanso o falta de inspiración y su cuerpo junto con su piel ha sido el pupitre de innumerables historias que se quedaron tatuadas en su piel y se quedaran hay para nunca ser contadas.

Al escribir he provocado en Monse ligeros celos jamás demostrados que han hecho que sonría porque he provocado también que me diga que es lo que en realidad siente, aun que lo nuestro no tuvo el desenlace que hubiera querido.

Escribo porque provoco en Nancy la imperiosa necesidad de que se enfade conmigo por no comprender que no todo es verdadero y prefiero discutir con ella, saber que no está conforme con lo que escribo porque al final logro reconciliarme con ella haciéndole el amor.

Escribir me ha traído ventajas y desventajas, mientras algunos los han tildado de interesante otros prefieren escudarse en criticarme acida e inmisericorde por que ando “descarriado” o prefieren aconsejarme sucumbiendo en la aburrida laceración de haber atacado su susceptibilidad, como si hubiera violentado su intimidad que no es más que la mía imaginariamente.

Escribo por travesura intelectual por que puedo ser lo que soy, lo que no soy y lo que quiero ser, por lo que tengo, no tengo y lo que quiero tener, escribo por hobbie, por que puedo dormir con la mujer de mi enemigo, porque puedo decirle lo que siento, porque siento que ayudo a alguien ha aventurarse con alguien, porque tengo miedo a perder y me voy acostumbrando a aceptarlo, porque siento muchas veces ganar, escribo porque puedo desnudar esa parte de mi y que aun es prohibida y puedo desnudarla con tan solo escribir, escribo porque puedo ridiculizarme e incluso ser mi propio verdugo, porque puedo crucificarme y resucitarme al tercer día, escribo porque es saludable para mí.

Escribo porque recuerdo a mamá y pienso en mi papá, por mis hermanas y mis sobrinos, por los amig@s que tuve, tengo y que perdí, por los amores no correspondidos y algunos que fueron prohibidos, escribo porque me enseñaron a pecar y a conocer el mundo, por los amores reales a los que no les di importancia, por los amores irreales que nunca se llegaran a concretar porque solo fueron hechos de papel, aun que guardo la leve esperanza de que algún día cobren vida, por quienes me amaron y yo descuide esos sentimientos día a día (pienso que escribiendo podre algún día sanar aquellas heridas tan profundas que deje en esas personas, espero y sirva de algo)…escribo porque es una manera de pedir perdón y que no fui todo lo que esperaron de mi parte.

Escribo porque me resisto a llorar en público y aventurarme en la soledad a pensar en un personaje de la calle, a llorar con él, como dice la canción “voy a guardar mi lamento para cuando yo este solo…” y sigo escribiendo porque aun tengo mucho que decir…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejar tu comentario.